miércoles, 23 de marzo de 2011

¿PORQUÉ DAR A DIOS?


PRIVILEGIO DE DAR

2a. Conferencia: ¿PORQUÉ DAR A DIOS?

“LA RAZÓN PRINCIPAL PARA QUE DEMOS A DIOS ES EN REALIDAD NUESTRO PROPIO BENEFICIO”
Al hacerlo así recordamos que él es el dueño de todo lo que tenemos y que somos solamente sus administradores. Cuando tratamos de retenerlo todo para nosotros, revelamos un grave problema en nuestra manera de ver las cosas.

( Hoy constituiremos un restaurant, se llamará “campos eliseos”)

Cuando pensamos que el dinero y las posesiones nos pertenecen, inevitablemente empezamos a ver todo el aspecto de la vida de la misma manera. Empezamos a pensar que Dios es nuestro sirviente, que existe únicamente para ayudarnos de tiempo en tiempo cuando le llamamos. En vez de eso, debemos recordar que los sirvientes de Dios somos nosotros y que siempre debemos estar listos para hacer su voluntad. Por eso le llamamos “SEÑOR”, él es nuestro “GOBERNANTE” “DUEÑO” “SOBERANO” y “REY” y como tal, le debemos un “Tributo” en todos los sentidos, material y espiritual.

Hay muchas buenas razones para dar, pero también hay otras muy malas. Examinemos las buenas primero.
BUENAS RAZONES.
1. DAR DEBE SER UNA EXPRESIÓN MATERIAL EXTERIOR DE UNA PROFUNDA DEDICACIÓN ESPIRITUAL, una indicación del corazón obediente y dispuesto (Malaquias 3:8, Santiago 1:22, 1 Juan 3:17).

2. DAR DEBE SER CON CORAZÓN AGRADECIDO Y ACTITUD DE GOZO. 2da. A los corintios 9:7 dice: “cada uno dé como propuso en su corazón; no de mala gana, ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre”.

3. PODEMOS TENER EL DON ESPIRITUAL DE DAR DESCRITO EN ROMANOS 12:8. Estas personas llevan vidas capacitadas que les capacitan para dar generosamente. Son especialmente sensibles a las necesidades del prójimo y están conscientes de la necesidad de verificar toda causa a la que contribuyen. Por lo general son personas prudentes.

4. UNO PUEDE DAR POR SENTIRSE COMPUNGIDO. Pues, tal vez, el Espíritu Santo le esté impulsando a dar a una causa especial. ¿cómo determinar si ese deseo de dar es efectivamente de Dios o una mera respuesta emocional? Lea la palabra de Dios y ore. Si está casado, tome en cuenta a su cónyuge para asegurar el equilibrio de su acción de dar.

MALAS RAZONES.
1. NO COMPLACE A DIOS QUE DEMOS CON EL PROPÓSITO EXPRESO DE RECIBIR. Muchos tratan de sobornar a Dios dándole primero, y citan Lucas 6:38 para apoyarse. Cierto es que Dios bendecirá espiritual y físicamente a quienes dan, pero solamente cuando el motivo es el legítimo y damos por el sincero deseo de agradar a Dios. Recuerde que Dios conoce el corazón. Un ejemplo de dar “para” recibir se encuentra en Hechos 8, donde se relata el caso de Simón que ofreció dinero a los apóstoles a cambio de la habilidad de otorgar el Espíritu Santo por medio de la imposición de manos. Romanos 11:35 dice: “¿o quien le ha dado a Él primero, para que se le tenga que recompensar?”.

2. ALGUNOS DAN POR TEMOR. La reverencia y el respeto a Dios temperados por la confianza en su amor son señales de madurez espiritual. El temor al que me estoy refiriendo no es éste, sino que amonesto en contra de dar porque alguien dijo que si uno “no” da, entonces Dios le castiga. Por ejemplo, una enfermedad puede motivar a que los cristianos den por temor, para que Dios los sane. Si uno dá porque tiene miedo, está dando por obligación, contrario al precepto de 2 corintios 9:7. Nunca apoye un ministerio que recurre a las amenazas como táctica para reunir fondos.

3. DAR PARA IMPRESIONAR AL PRÓJIMO NO IMPRESIONA A DIOS. Los fariseos de la época de Cristo tuvieron ese problema. Cristo dice en Mateo 6:3 “pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”. Las personas que tienen problemas con el orgullo necesitan hacer su contribución en forma modesta y humilde, lo cual no significa que todo lo que uno dá deba ser en absoluto secreto. Permitir que los hijos de uno vean que uno dá, particularmente cuando se da con sacrificio, sirve para enseñarles la importancia de la dedicación. DAR PARA OBTENER APLAUSOS O APROBACIÓN NO ES BÍBLICO.

LA LIBERACIÓN DEL “MINISTERIO DE DAR”
Nos podríamos endurecer a tantas peticiones de socorro que se nos presentan a cada momento: la persona que se sube al camión pidiendo alguna moneda para alguna institución o necesidad personal, en el semáforo el hombre que te quiere limpiar el parabrisas, el indigente sentado fuera de la tienda de autoservicio con un letrero pidiendo auxilio por una enfermedad, etc. Nos podríamos aislar y nos excusaríamos diciendo que si estos realmente quisieran trabajar, encontrarían trabajo. Solo hace falta un esfuerzo de voluntad para olvidar el rostro del hombre con su pancarta. Quédese sentado en el auto y mire hacia delante ¿Cuándo cambiará el semáforo?
Cuando uno es bombardeado continuamente por las necesidades de otros, se va endureciendo en su corazón, o se siente muy abrumado. Aunque limite sus donativos a la iglesia, se le presentaran más necesidades de las que puede atender. ¿Cómo podrá uno conservar la sensibilidad ante la necesidad, y al mismo tiempo estar abierto al Señor para dar con generosidad?

La única forma de conservarse sano, solvente y tierno de corazón es pedir a Dios que me dé la dirección divina para usar el dinero.
El primer paso para aprender a dar es pedirle a Dios sabiduría. Él promete que sus ovejas oirán su voz. Tome esta decisión ahora mismo y pregunte a Dios, cuando es que debe dar y cuanto.

¿Cuántos de nosotros hemos logrado identificar a alguien que tiene el Don de dar y es comprometido con este ministerio?
El Don de dar es tan espiritual y guiado también por el Espíritu Santo como los otros dones mencionados en Romanos 12 y 1 corintios 12.
5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. (Rom.12:5 al 8)

El Don de dar, proveniente del Espíritu Santo, ha de ser liberado en nosotros de la misma manera que los dones de predicación, enseñanza, exhortación, liderazgo y los actos de misericordia.
Posiblemente nunca podríamos aconsejar a un matrimonio, pero con el Ministerio de Dar podemos hacer posible la oficina de consejería. Posiblemente no podamos abrir una misión en una colonia o pueblo, pero con el Ministerio de Dar podemos hacer posible que nuestros líderes vayan y abran nuevas brechas de trabajo. Tú lo puedes hacer posible!

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