martes, 20 de septiembre de 2011

EN ESTO PENSAD

Filipenses 4:8
El hombre no se hace por lo que realiza, ni por lo que dice, sino por lo que piensa.

Lo que uno piensa determina lo que dirá y hará. Una persona puede tratar de hablar y actuar en forma distinta de lo que piensa, pero será en vano. Porque son los pensamientos los que se expresan a través de nuestras acciones y palabras, por mucho que nos cuidemos.

Nuestros semejantes siempre verán nuestra alma cuando bajamos la guardia.



El apóstol Pablo conocía muy bien la mente y el carácter de los hombres. El sugiere que debemos pensar en todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, todo lo virtuoso y en todo lo que contiene alguna alabanza;

Si permitimos que estas cosas abunden en nuestros pensamientos, seremos transformados en Su semejanza.


¿Sabía usted que sus sentimientos están ligados a sus pensamientos? Si no cree que esto sea cierto solo tome veinte minutos y piense nada más que en sus problemas. Le aseguro que al final de esos 20 minutos sus sentimientos – y hasta su semblante – habrá cambiado. Se sentirá deprimido, airado, o molesto. Pero su situación no ha cambiado en absoluto.



Nos encontramos en la Biblia que el apóstol Pablo nos exhorta a gobernar nuestra manera de pensar y dice que debemos pensar todo lo bueno, todo lo justo, todo lo amable, todo lo digno de alabanza, etc. Aquí hay algunas formas buenas de pensar para la vida diaria.



- El hijo que muchas veces no limpia su cuarto y se la pasa viendo televisión
Significa que... Esta en casa!



- El desorden que tengo que limpiar después de una fiesta
Significa que... Estuvimos rodeados de familiares o amigos!



- Las ropas que están apretadas, significa que... Tengo mas que suficiente para comer!


- El trabajo que tengo en limpiar la casa
Significa que... Tengo una casa!



- Las quejas que escucho acerca del gobierno
Significa que... Tengo libertad de expresión!



- No encuentro estacionamiento
Significa que... Tengo auto!



- Los ruidos de la ciudad
Significa que... Puedo oir!



- El cansancio al final del dia
Significa que... tengo trabajo! y que puedo trabajar



- El despertador que me despierta todas las mañanas
Significa que... Estoy vivo!


Podrá notar en el verso que leímos que lo primero que nos dice que debemos hacer es pensar en lo VERDADERO. Eso no quiere decir que debemos pensar en las cosas negativas que nos han sucedido en el pasado porque verdaderamente sucedieron.


Hay una diferencia entre lo verdadero y los hechos.

Las cosas que han sucedido en el pasado son Hechos, pero Jesús y la Palabra son la Verdad – y la verdad es más grande que los hechos. La muerte de un ser querido es un hecho, sin embargo, la verdad es que su vida no ha terminado y tiene mucho porqué vivir. El diablo no quiere que creas eso, pero esa es la verdad.

(Dinámica de la moneda poniendo una carga que no es verdad)


Dios nos enseña a rechazar los malos pensamientos y recuerdos, para llenar nuestra mente de Él y Sus promesas.

Los psiquiatras han descubierto que lo que enferma al ser humano es el recuerdo de los males del pasado, pero Dios ya lo había declarado en Su Palabra mucho antes que ellos lo descubrieran.


Al hombre natural no le es fácil manejar su mente, por eso necesita la ayuda del psicólogo.

Pero usted tiene un Dios que ha clavado en la cruz nuestro pasado. Al punto que Isaías 43:25 dice: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”


Tenemos que grabar a fuego en nuestra mente esta verdad:

“La voluntad de Dios siempre, siempre, siempre, es agradable y perfecta. (Romanos 12:2)”

¡Pastor! ¡pastor! yo estoy esperando que el Señor me dé una novia que sea como la voluntad de Dios - ¡que bueno! quieres que Dios la escoga por ti - no Pastor, quiero que sea buena, agradable y perfecta.

Si no te acuerdas cual es la voluntad de Dios para ti, solo recuerda a este joven y aparte de sacarte una sonrisa tambien recordarás cual es la voluntad de Dios para ti.


Existe una leyenda Paquistaní de un rey que estaba tan agradecido con su pueblo por estar con él siempre en las buenas y en las malas del reino que un dia decidió hacer una invitación a todas los habitantes de aquel lugar. Los convidó a una gran celebración y cuando estaban en el gran festín se levantó frente a ellos, alzó su voz y les dijo:

"Estoy tan contento con mi pueblo que no sé como demostrarselos y la única manera que se me ocurre es invitarlos a que cualquier cosa que te agrade de este mi palacio la abraces y lo que hayas escogido será para ti"

La gente sorprendida no daba credito a las palabras del rey y se volteaban a ver unos a otros, entonces pasa el primero y abraza una silla de oro que había en el lugar, entonces el rey le dijo: "es tuya, te la puedes llevar".

Asi uno a uno empezaron a abrazar las cosas que más le gustaba del lugar. Un hombre abrazó la pata de un elefante y se lo llevó pensando en la ayuda que sería para el en las yuntas de la siembra. Otro tomó un cuadro muy grande que adornaba el salón pensando en su valor y en lo que iba a recibir al venderlo. Y así tomaron cada quien objetos del majestuoso palacio sin temor a vaciar el lugar ya que era de proporciones inmensas el lugar.

Cuando habian salido todas las personas con sus regalos solo quedó un niñito frente al rey, muy conocido en el lugar por ser muy humilde pero a la vez muy servicial. Con su mirada tierna y de admiración hacia lo que estaba pasando - ¿es verdad mi rey? ¿es verdad lo tu has dicho? - le dice el niñito al rey - ¿que cualquier cosa que querramos para nosotros la podemos abrazar y será para mi? - Asi es mi joven subdito. Puedes abrazar cualquier cosa que esté en este lugar que te agrade será tuya - le contestó el rey.

Para sorpresa del rey el niñito corre frente a él y cayendo de rodillas lo abraza de las piernas y le dice: "entonces te quiero a ti"

Ante la mirada atónita del rey que jamás esperó que esto fuera a suceder le dijo: "Me ha sorprendido grandemente tu sabiduria mi niño ya que has renunciado a cualquier cosa material pero has decidido lo mejor. Y como te he dado mi palabra ahora yo me considero tuyo, serás grandemente bendecido por tu decisión."

Cuenta la leyenda que ese niño creció a los pies de ese rey bajo su protección, cuidado y educación siendo en su edad adulta un hombre sabio y entendido.

Asi es la voluntad de Dios para nosotros: BUENA, AGRADABLE Y PERFECTA.


Seguir la ruta de Dios no significa que nunca tendremos problemas, que no enfrentaremos dificultades, sino que cuando haya encrucijadas, baches o pozos, habrá guardavidas.

“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7). Y el “ángel de Jehová” es el nombre que el Antiguo Testamento da, muchas veces, a Jesucristo.


Además Proverbios 3:6 dice:“Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.


Isaías 30:21 afirma que cuando aceptamos caminar con Él, “Nuestros oídos oirán a nuestras espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco te desvíes a la mano izquierda”. Nuestra seguridad radica ¡en lo que Dios nos ha prometido!



No te canses en tu intento de pensar lo bueno. Deja a un lado lo malo. Cuando estés desesperado por renunciar a ello, el Espíritu Santo hará que estos pensamientos cobren vida en ti. Dale a Él la oportunidad de hacer la obra para la cual entró en ti.

domingo, 22 de mayo de 2011

¿ESTOY SOLO... O ME SIENTO SOLO?


La soledad es una de las experiencias más dolorosas de la vida. Puesto que Dios nos creó para relacionarnos, la falta de compañía puede ser muy angustiosa. Es probable que en algún momento, todos hayamos luchado con sentimientos de aislamiento. Es especialmente difícil cuando estamos atravesando una situación penosa, y no hay nadie que pueda darnos ánimo

Fortaleza para soportar la soledad

Lo que queremos en ese momento es compañía, apoyo y aliento, para que nuestro dolor emocional se vaya.

Pero, a veces, la situación persiste, y el aislamiento parece que seguirá para siempre. En momentos así, necesitamos fortaleza para soportar.

¿Sabía usted que Dios puede usar la soledad? A veces, Él la permite para desarrollar el carácter divino en nosotros, enseñarnos a depender de Él, y llevarnos a una relación más estrecha con Él. Cuando estamos solos y otros no pueden o no quieren ayudarnos, Él es quien nunca nos deja.

El apóstol Pablo conocía el dolor de la soledad. Después de muchos años de fiel servicio al Señor, fue a parar a una prisión en Roma. Su última carta a Timoteo nos da una idea de su actitud durante los últimos días de su vida terrenal.

A pesar de que se había entregado al servicio a los demás, Pablo estaba solo al final de su vida; solamente Lucas lo acompañaba (LEER 2 T 4.9-16.).

Demas, uno de sus primeros compañeros, lo había abandonado, y otros colaboradores se habían mudado. Y tristemente, en su primera defensa ante el tribunal romano, Pablo dijo: "Nadie estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon" (v. 16).

Pablo experimentó la soledad de muchas maneras. Extrañaba la compañía de quienes amaba, y sentía el dolor de haber sido abandonado por Demas. Las limitaciones y las privaciones de su vida en la cárcel aumentaban su sensación de aislamiento. Ya no era libre para hacer lo que más amaba: ir a todo el mundo para anunciar el evangelio, plantar nuevas iglesias, y discipular a las personas. Y conforme avanzaban los días, él sabía que su muerte era inminente.

La ayuda del Señor en nuestra soledad

Pero la vida en la cárcel no fue la única situación de aislamiento que enfrentó Pablo. Cuando fue llamado ante las autoridades romanas para defenderse, nadie lo apoyó. Pero no estuvo solo, Dios estuvo con él y lo fortaleció para que pudiera cumplir los propósitos del Señor (v. 17).

La seguridad de la presencia de Cristo. Aunque los romanos dominaban el mundo, el Rey del universo permanecía junto a Pablo. Un hombre con Cristo es más poderoso que cualquier autoridad terrenal. Cuando Pablo se enfrentó al tribunal, su valentía creció al recordar cuando el Señor había estado con él.

Quisiera pedirle a usted que escriba lo que Dios está haciendo en su vida. Escribirlo le recordará la fidelidad de Él en el pasado, y le dará aliento para confiar en Él en el presente.

Aunque nuestras experiencias personales con el Señor son de un valor incalculable, nuestra mayor fuente de seguridad es la Biblia. Dios le dice a su pueblo en sus páginas, que Él está con ellos. Antes de que Cristo ascendiera al Padre, prometió a sus seguidores: "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28.20). Efectivamente, los creyentes tienen al Espíritu Santo dentro de ellos, y Él permanecerá allí para siempre (Jn 14.16, 17). En tiempos de debilidad, soledad o temor, recuerde que el Señor está siempre con usted, aunque no pueda percibirlo.

La realidad de la presencia constante de Dios con nosotros es un hecho cierto, sobre todo en períodos de soledad. ¿No se ha preguntado usted, algunas veces: Si Él está conmigo, ¿por qué no puedo sentirlo? ¿Por qué me siento tan solo? Cuando su presencia no es perceptible, nuestro valor para enfrentar el aislamiento y las dificultades se debilita. En momentos así, necesitamos depender de la verdad, no de los sentimientos. Confíe en la realidad de que Él nunca desamparará ni dejará a quienes han sido salvos (He 13.5). Hagase la pregunta: ¿estoy solo… o me siento solo?

La ayuda de la fortaleza divina.

La segunda manera cómo el Señor ayudó a Pablo a enfrentar solo a las autoridades romanas, fue fortaleciéndolo (v. 17). Años antes, Pablo había escrito una carta a los filipenses, en la que les decía: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil 4.13). Ahora estaba practicando lo que predicaba. La poderosa presencia del Señor le dio la valentía que necesitaba para proclamar a Cristo en esta amenazadora situación.

En su caminar con Cristo, Pablo había aprendido que sus tiempos de debilidad eran la invitación de Dios para que dependiera de Él. Cuando el apóstol estuvo luchando con un "aguijón en su carne", el Señor le dijo: "Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Co 12.9 NVI). No deje de sentir esperanza en su soledad. Cuando usted está emocional, física o espiritualmente débil, se encuentra en posición privilegiada para ser testigo del poder de Dios obrando en usted. Él le dará la fortaleza y el valor necesarios para soportar cualquier cosa por la que esté pasando.

El cumplimiento del llamado de Dios. Una cosa en la que podemos confiar, es en la fidelidad de Dios. Él siempre nos dará el poder para realizar su plan. Pablo dijo que el Señor lo fortaleció "para que por [él] fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen" (2 Ti 4.17). Él sabía que este lugar era donde Dios quería que él fuera; su prisión y su juicio eran parte integral del cumplimiento de su llamado.

En efecto, antes de su primera prisión en Roma, el Señor le dijo claramente a Pablo que este era su destino. Cuando los judíos de Jerusalén trataron de matarlo, el Señor Jesús estuvo a su lado, y le dijo: "Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma" (Hch 23.11). Y durante una tormenta rumbo a Roma, un ángel se paró delante de él, diciendo: "Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César" (Hch 27.24).

Ya que el deseo de Pablo era hacer la voluntad de Dios, podemos estar seguros de que aprovechó esta oportunidad en la cárcel para anunciar a Cristo a los gobernantes romanos de su época. No fue complaciente ni suavizó su mensaje para salvar su vida. Cuando tenemos la convicción de que estamos haciendo el trabajo que Dios nos ha dado, nos llenamos de celo y coraje que las fuerzas del mal no pueden destruir.

Esta no fue la primera demostración de coraje de Pablo; su historia anterior de valentía había moldeado su respuesta actual. Cada vez que defendemos lo que creemos, Dios usa eso como una oportunidad para fortalecernos para el próximo desafío, que puede muy bien ser más difícil y más costoso. La vida de Pablo estuvo siempre en peligro, pero él no la estimaba preciosa para sí mismo. Su meta era terminar el ministerio que había recibido del Señor Jesús (Hch 20.24).

El temor a la muerte puede hacer que perdamos el ánimo, pero el saber que Dios tiene nuestros días en su mano, nos da la confianza para seguir adelante. El Señor ha trazado una ruta para cada uno de nosotros, y Él guarda nuestro camino cuando buscamos cumplirlo. Aunque Pablo estaba dispuesto a morir como resultado de su testimonio ante el tribunal, los propósitos del Señor para él no se habían consumado; por tanto, preservó su vida (2 Ti 4.17).

"Conserva tu Tenedor"

En una ocasión una hermanita de edad muy avanzada, estaba hospitalizada con un diagnostico muy desalentador. Con conocimiento de su condición mandó llamar a su Pastor para darle algunas instrucciones de cómo sería su funeral. Le dijo de qué color le gustarían las flores en el lugar, el tipo de música que se escucharía, su vestido favorito que no había alcanzado a estrenarse, en fin, varias recomendaciones. Pero la que más le sorprendió al Pastor sin preguntarle a ella su significado fue la que le dijo al final: ..."y por favor pongan en mi mano un tenedor" - ¿le intriga saber porque quiero esto Pastor? - asintiendo el ministro le preguntó porqué quería esa indicación. Ella le responde: - siempre que me invitaban a un banquete o celebración, sabía que cuando el mesero me decía "conserve su tenedor" vendría lo mejor del momento. Sea un delicioso trozo de pastel, o una deliciosa porción de un platillo especial. Entonces Pastor, yo se que para mi viene lo mejor en la eternidad, es por eso que quiero conservar mi tenedor.

Para el observador casual, el ministerio de Pablo parecía haber terminado. Después de todo, estaba envejeciendo y por segunda vez estaba preso en una cárcel romana, sin poder hacer lo que había hecho antes. Pero Dios no toma en cuenta el valor de nuestros días como hace el hombre. A sus ojos, un creyente postrado en la cama de un hogar de ancianos todavía tiene un propósito y un llamado de Él. Tenga la seguridad de que, si todavía respira, el Señor sigue teniendo planes para usted.

La respuesta a la soledad

Mantener un enfoque en la eternidad. Durante toda su experiencia en la cárcel, Pablo fue capaz de responder de manera agradable, pues su meta era terminar lo que el Señor le había llamado a hacer, y recibir el galardón celestial guardado para él (2 Ti 4.6-8). Sin esta clase de perspectiva, estamos propensos a caer en la amargura.
Seguir testificando. Pablo nunca mantuvo su enfoque en sí mismo. Hasta su último aliento, buscó las maneras de compartir el evangelio de la esperanza. Su última carta está llena de preocupación por los demás, y de consejos para su querido amigo Timoteo. Las limitaciones de su situación no le impedían servir y ocuparse de otras personas.

Dejar los resentimientos. A pesar de haber sido abandonado, Pablo no guardó resentimientos. Cuando nadie lo apoyó, dijo: "No les sea tomado en cuenta" (v. 16). Tampoco tuvo amargura contra Dios por su soledad. Aunque una prisión no era el final apropiado para un siervo tan fiel, Pablo la consideraba la última fase de la misión que recibió del Señor. Soportó valientemente hasta que Dios lo introdujo en su reino celestial.

Permanecer en la Palabra. En la conclusión de su carta, Pablo le pide poco a Timoteo: solo un abrigo y "los libros, especialmente los pergaminos" (v. 13). La capa era, sin duda, para su bienestar físico, pero el material de lectura era para su aliento espiritual. Los pergaminos eran, probablemente, copias del Antiguo Testamento; ellas habían guiado su corazón y su mente durante tantos años, y anhelaba su consuelo y aliento en la fría y solitaria prisión.

Para todos nosotros, habrá momentos en que nos sentiremos solos, cuando otros no podrán o no desearán ayudarnos. Pero pensar en nuestra situación o en los agravios de los demás, solo conduce al resentimiento y a la autocompasión. En cambio, si buscamos al Señor y confiamos en la verdad de su Palabra, descubriremos el consuelo y la fortaleza de su presencia. Nuestras almas se llenarán de valor, dándonos el poder para soportar la soledad y terminar la carrera.

lunes, 16 de mayo de 2011

FELICIDADES A LAS MAMIS!



El reporterito de nuestra congregación les dá una información muy importante de parte de los niños de Vida nueva para México... FELICIDADES MAMIS!

jueves, 31 de marzo de 2011

EL PRIVILEGIO DE DAR



Un hermoso mensaje cristiano interpretado por Ednita Nazario:

Hermosa cancion. Mucha es la necesidad que hay en nuestro tiempo, es muy dificil realizar lo que esta cancion nos invita a hacer, pero no imposible; especialmente con Dios a nuestro lado. Vamos empesando por nuestra propia familia. Da sin esperar nada a cambio. Dios nos recompensará.


DEFINICIÓN DEL DIEZMO



PRIVILEGIO DE DAR

3a. Conferencia.


El diezmo sirve como testimonio material, externo, de que Dios es el dueño de las cosas “materiales” y “espirituales” de nuestra vida.

La práctica de diezmar es muy antigua y no era de exclusividad del pueblo hebreo, ya que otros pueblos lo hacían también. Hay registro del pago de diezmos en la historia de los egipcios, los griegos y de los pueblos de Mesopotamia; siempre en forma de dar sustento a los cultos y al sacerdocio.


La primera mención la encontramos en el libro de Génesis cuando Abraham da los diezmos al sacerdote Melquisedec, luego de su victoria militar sobre cuatro reyes (Gn. 14:17-20). Este hecho nos recuerda la ofrenda de Abel a Dios (Gn. 4:4).


Otra referencia, es la promesa de diezmar que hace Jacob a Dios como señal de gratitud por los beneficios que le otorga (Gn. 28:20-22).


La palabra “DIEZMO” en hebreo es maaser y en griego dekate. Significa literalmente “décima parte”. Después que aparece maaser en Génesis, se repite veintiocho veces en el Antiguo testamento; en el Nuevo Testamento se encuentra en dos lugares: Mateo 23:23 y Hebreos 7, donde describe la relación de Abraham con Cristo al trazar un paralelo entre su diezmo y su reconocimiento de la soberanía de Dios.


¿HAY CASTIGO POR NO DIEZMAR?

Aunque el diezmo es mencionado en la ley, ésta no penaliza con castigo por no diezmar, pero sí hay una consecuencia, la pérdida de bendiciones. Deuteronomio 14:23

Las recompensas de diezmar están descritas en Malaquias 3:10-12, donde Dios promete derramar bendición y mantener alejado al devorador. Diezmar debe ser siempre un acto voluntario de parte del pueblo de Dios.


¿FUE EL PROPÓSITO DEL DIEZMO AYUDAR A ESTABLECER LA IGLESIA VISIBLE Y PAGAR LOS SALARIOS DE LOS MINISTROS DE TIEMPO COMPLETO?

De ser así, se necesitó largo tiempo para que la palabra corriera porque no fue sino hasta Moisés, cuando la ley fue dada, que el diezmo satisfizo esta necesidad.

NO, el diezmo fue establecido como una demostración física terrenal de la dedicación del hombre a Dios.

Dios entendía nuestra naturaleza egoísta y codiciosa y proveyó una señal identificable de nuestra sinceridad. Al entregar algo de nuestros recursos físicos, testificamos de nuestro origen, igual que un granjero cuando entrega algo de su cosecha a la tierra de donde ésta vino.


Para verificar el propósito, tenemos que regresar a Malaquías, profeta enviado por Dios para enfrentar a su pueblo con el hecho de que se habían alejado de Él.

Como era de esperarse, una vez enfrentados, negaron tal acusación. Ellos pensaron que era Dios quien los había abandonado, pues ellos alegaban que le estaban obedeciendo. Pero ellos adoraban a Dios solamente cuando les convenía. Daban a Dios, pero lo que daban era imperfecto y enfermo. Daban solamente por propósitos sociales o ceremoniales.

Pero Malaquías fue al grano del asunto cuando preguntó “¿robará el hombre a Dios?”, cosa que ellos negaron diciendo: “¿en qué te hemos robado?” La evidencia de la denuncia era el hecho de que el alfolí estaba vacio.

El pueblo sufría de escasez de provisiones, aflicciones por todos lados, falta de liderazgo y desunión. ¿Cómo indicó Dios el problema de ellos? El que ellos no dieran demostraba que se habían alejado de su fuente de bendiciones. Dar el diezmo es la señal exterior de la dedicación interna; es la entrega material activada por la entrega espiritual.

De modo que, Dios dijo que el diezmo es una expresión de dedicación (o falta de la misma) por la cual podemos determinar nuestra relación con él. Nunca se esperó que todos dieran la misma cantidad sino que cada uno diera conforme a su abundancia y CONVICCIÓN. La décima parte fue considerada como el mínimo.


La historia de Job es un recordatorio claro e impactante de que nadie, no importa cuán poderoso sea, posee algo permanentemente en este mundo. Job, súbitamente despojado de sus muchas posesiones, señaló su condición de mortal como la prueba innegable de la soberana calidad de dueño de todo que tiene Dios:desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor dio, y el Señor quitó” (Job 1:21).


Cuando se diezma por la razón legítima, se confirma que Dios es el DUEÑO SOBERANO QUE DIRIGE TODO, lo que significa que nosotros somos simplemente administradores de lo que Él nos ha confiado. Sin embargo, muchos cristianos parecen ignorar los hechos y se aferran a su dinero como si fuera suyo por la eternidad.


Hay un error al considerar que Jesús no trata o no le interesa el tema del diezmo. Ese error ha servido como excusa para que no pongamos en práctica el diezmo. Sin embargo, Jesús acusa duramente a los escribas y fariseos de hipócritas por su legalismo extremo en la práctica del diezmo, dejando de lado lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Señala que ambas cosas son necesarias hacer (dar el diezmo, practicar la justicia y la misericordia y tener fe).

Jesús reconoce explícitamente la práctica del diezmo en su nueva dimensión (Mt. 23:23). Tiene en cuenta también la condición de cada persona y su actitud ante Dios, tal es el caso de la viuda pobre (Lc. 21:1-4).


Hoy en día esta omisión de la práctica del diezmo ha llevado a la Iglesia a una situación desastrosa con relación a Dios:

Ø No hay bendiciones,

Ø No hay recursos para sostener la Obra y la Misión,

Ø Se ha dejado de ayudar a los pobres y necesitados.

Pareciera que el concepto mundano de enriquecerse prevalece en la Iglesia, en el sentido de dar a Dios lo que nos sobra, olvidando que el sistema de Dios implica siempre el dar con sacrificio.

Dar con sacrificio significa quedarme con el noventa por ciento de mis ingresos por haberle dado a Dios el diezmo.

Dar al Señor con sacrificio implica dar más allá de mis capacidades confiando que El Señor suplirá todo lo que falte conforme a sus riquezas.

El apóstol Pablo nos recuerda que: ”El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Co. 9:6-7).



Algunas preguntas surgen a partir de la reflexión sobre el diezmo:


Ø ¿Por qué hemos dejado esta práctica milenaria ordenada por Dios y reconocida por Jesucristo?


Ø ¿En qué es pertinente el reclamo de Dios en lo referente a los diezmos? (Mal. 3:8-9) ¿Me alcanza a mí este reclamo?


Ø ¿Quiénes son responsables que la Iglesia no cuente con los recursos necesarios para atender la Obra, incluyendo la ayuda a los pobres?


Ø ¿Por qué hemos tomado la actitud más cómoda de recibir antes que dar?


Hay muchas experiencias positivas con respecto al diezmo. Hoy en día, congregantes y líderes, laicos y pastores, comprometidos con el Señor, están poniendo en práctica la nueva dimensión del diezmo (Mt. 23:23) y están siendo bendecidos ricamente, tal las promesas de Dios (Pr. 3:9-10; Mal. 3:10). Quiera el Señor nos convenza a todos a asumir nuestra mayordomía responsable y logremos que el evangelio de Jesucristo sea extendido y comunicado a muchas más personas en el mundo. Amén.